Con la entrada del 2011 se introduce en España la nueva “ley Antitabaco” que se centra en la protección de los menores y fumadores pasivos, cosa que me parece muy bien.
Lo que me llama la atención es la grave contradicción que se comete, apreciable a la vista de todos. El gobierno implanta la ley Antitabaco, pero no prohíbe su venta, pues no le conviene renunciar a las altas cifras de beneficios que obtiene de los impuestos adjudicados en su distribución, y menos en esta época de crisis que estamos pasando. Pero es que no contento con eso deciden subir los impuestos bajo el pretexto de que así un mayor número de ciudadanos dejara de fumar. No hace falta darle muchas vueltas para llegar a la conclusión de que lo único que se fomenta es el tráfico ilegal de tabaco y la existencia de mafias, pues a lo largo de las últimas semanas se está incrementando las decomisiones en aeropuertos de gente cargada de paquetes de tabaco procedente de fuera de la península. Y luego nos quejamos de cómo va el mundo.
Es interesante destacar que ya se han realizado detenciones, la Policía tendrá como prioridad atender los casos de incumplimiento de la ley, lo que restara tiempo para combatir aspectos que verdaderamente son importantes para el bienestar de la ciudadanía como es la delincuencia. Además se ha puesto muy de moda esto lo de denunciar al vecino creando un clima de recriminaciones constantes, en algunos casos llegando hasta graves peleas, como el caso del propietario de una bolera que intento mediar entre una discusión provocada por dos vecinos debido al establecimiento de la ley.
Y como esto varias sandeces que en mi opinión giran en torno a la ley Antitabaco. En definitiva lo que esta claro es que el único que ha salido victorioso de esta batalla ha sido el Estado.
